A veces necesito un hombro en el que apoyarme. Un hombro amigo que alguna vez en la vida me escuche y me calme ese dolor que puedo llegar a sentir en algún momento de mi vida. Cuando sienta que se me escapa por el alma la alegría, la sonrisa, la paz interior, la tranquilidad y en definitiva las ganas de vivir,quisiera que estuvieras ahí, demostrándome tu amistad sincera y tu aprecio por mí, que yo a la inversa haré lo mismo por tí.
A veces, también deseo borrar de la historia de mi vida todo lo que un día me hizo mucho daño, intentaré no recordar, porque cuando lo hago me siento mal y no quiero volver a vivir esos momentos de inquietud y desazón.
Quisiera tener unas tijeras mágicas que corten todo aquello que impide que crezca como persona, para poder ser más humana, más cercana a los demás, más tierna o cariñosa, dar más apoyo a los demás.
A ese mirlo negro de cante aterciopelado que me está visitando últimamente posado en su antena favorita y que me deleita con sus dulces melodías , cada mañana al despertar, le pediría que me enseñara a volar, a volar alto para poder templar mi alma, y vivir en libertad, viajando por todas las ciudades del mundo. No me abandones nunca mirlo, que tu cantar me enseña que en la vida todavía quedan cosas muy hermosas que escuchar, aunque a veces, tengamos la mala suerte de seguir escuchando palabras vacías o con mala voluntad.
Me gustaría poseer una enorme tinaja, donde cupiesen el cariño, el amor y la madurez que guardo dentro de mi. Son mis más valiosos tesoros y ahí agazapados estarán resguardados, sin poder salir, para usarlos siempre que los necesite.
No quisiera perder nunca el don de escuchar a los demás, quisiera mantenerlo vivo en mi ser, porque alivia las penas de las personas que aprecias y que necesitan hablar y a la vez me siento útil a alguién, para cuando un día se cambien las tornas y sea yo quien reciba ese don maravilloso que es el saber escuchar.
Conservaré en una cajita de cristal mi sonrisa, etérea y sincera, para que nunca me abandone y me alegre mi estampa. No cerraré la tapa para poder escuchar el sonido que emite y que me da ganas de vivir y de ser más feliz en su dulce y grata compañía.
Siempre intentaré observar con admiración al prójimo, al amigo, al ser querido. Recordarlo siempre con ahínco y amor, respetando sus ideas, sus inquietudes, aunque a veces difiera de sus opiniones, pero el respeto que forma parte de este juego humano, hará que una opinión sea oída sin tener disgusto o discusión. ¡No merece la pena!
Así mi alma estará libre de rencores, de egoísmos y de mal humor.
Intentaré aprender cada día un poquito más y seguiré caminando y trepando por ese árbol de la sabiduría, para llenar mi espacio interior de saber que siempre ayuda a tener más reflejos en la cultura de la vida.
Quisiera tejer con unas agujas largas y puntiagudas mi vida, para tricotar sueños e ilusiones que con el tiempo se pudieran hacer realidad y no caer en sueños ilusos o utopías que no llevan más que a la desilusión.
Guardaré en aquel baúl del ático, una vaharada de recuerdos, todos aquellos que han construído mi vida y que merece la pena atesorar en un rinconcito oscuro, guardándolos como si fueran oro blanco, para no perder el hilo de mi vida, que siempre será la mía, con aciertos y errores, pero que una vez que me haya marchado, los llevaré conmigo de equipaje al cielo, con la alegría de haberlos vivido y transmitido.
Quisiera seguir teniendo el don de la prudencia, para cerrar mi boca cuando sea necesario y abrir mi corazón a quien lo necesite para atenderlo con amor y respeto.
Ojalá tenga toda la vida para darle amor a mi gente querida.
Algún día cuando me siente en mi butacón, con las nieves que el tiempo puso en mi ser, con mis gafitas de ver, con mi pie de madera de bambú, esculpido con una cabecita de caballo, me sentaré tranquila para ver las fotos y los objetos que un día hicieron nacer en mí multitud de gratos recuerdos, que me harán recordar los momentos más felices de mi vida, momentos que han pasado como si de una película se tratara, pero siempre tendré la satisfacción de haberlos vivido con diferentes personas, en diferentes épocas, en diferentes lugares, pero nunca me los podrán arrebatar, son parte de mi vida y son la señal de que he vivido, a lo mejor no intensamente, pero si con el corazón a gusto.
Quisiera tener una balanza, para pesar todo lo vivido, todo lo experimentado y sacar conclusiones sobre lo que ha merecido la pena en esta vida. Aunque los errores se pagan, siempre hay que tenerlos para aprender de los fracasos y para ser más fuertes y salir adelante y crecernos en los malos momentos.
Me miraré en el espejo de la vida , para ver pasar las diferentes etapas de mi rostro y admirar a la persona que se refleja en él, que siempre procuró ser buena persona y fiel a la amistad, que intentará querer a su gente, y con ello habrá cumplido un sueño, el de ser recordada con cariño por algunas personas, con eso me basta.
Un beso para todas las personas que leais mis pensamientos más profundos, sobre la vida y que seguro que sabéis que os aprecio un montón.