Ayer tuve la enorme suerte de ser una invitada más, de los 450 que había en una boda en el pueblo de Álajar (Huelva). Mi marido y yo íbamos invitados por el novio, hijo de un antiguo vecino de mi padre, que nos tienen gran estima, dicho sea de paso y ayer lo comprobé, una vez más.
Se casaron en una ermita llamada Peña de Arias Montano, está ubicada en la cima de una sierra y desde el mirador se divisa el pueblo de Álajar, es muy bonito de ver, os lo recomiendo. La Ermita es pequeña pero muy colorida, tiene muchas pinturas murales con estricto sentido religioso. Y en su altar hay una imagen muy bonita de la patrona de este bonito pueblo. Llegamos como casi todos los invitados a la hora del comienzo de la celebración de la misa, pero ya había mucha gente que se nos había adelantado y no pudimos acceder al templo porque ya estaba abarrotada de gente, así que nos tuvimos que quedar en la salida escuchando los cantos rocieros que acompañaban la misa. Mientras esperábamos fuera, vestida de pitiminí y con el sol radiante, no se podía estar en la sombra del viento frío que corre siempre en esa Peña. Yo he ido en multitud de ocasiones allí, porque mi madre era de un pueblo cercano y siempre recuerdo haber pasado fresquillo allá arriba, aunque en esta ocasión con más motivo puesto que iba con ropa de boda, super fina y una chaquetita de entretiempo, aunque sinceramente, cuando miraba a las invitadas de mi alrededor que estaban más aún si cabe de pitiminí, sin tirantas, super minifaldas, taconazos de vértigo, y un pareo finito como de seda, y las veía tiritando, decía para mí , vaya esa está pasando más frio que yo, que aunque no es consuelo, pero ya lo dice el refrán: " para lucir hay que sufrir" y qué verdad es.
Pues bien, la misa se alargó como dos horas, entre misa, cantos rocieros , firmas de los nuevos cónyuges, fotos de los novios y sus familiares, y yo allí fuera como unas cuantas más, con un frío en el cuerpo de aupa. Pero bueno no deja de ser lo típico en las bodas y hay que aguantar, casi todos nos hemos casado y sabemos de qué va la cosa no?.
Llega el momento de salir los novios de la ermita y con buen saber, alguién había preparado unos saquitos de papel transparente de ese de colores varios, y con un lacito habían preparado el arroz para darlo a todos los invitados y así rociarlos de arroz a la salida. Y yo muy ansiosa abrí mi saquito y me preparé dispuesta a apuntar y disparar todo el arroz que hiciera falta, además siempre me ha divertido hacer eso jajaja, lo único que siempre tengo el cuidado de echarlo hacía arriba para no darles en los ojos.
Saludamos a los papás del novio, entre tanta gente, hubo que esperar bastante para poder acceder a ellos, y luego a los novios. Ya hechos los saludos de rigor nos surgió a continuación la duda, ¿ por dónde ir a la hacienda donde se celebra el convite?. Siempre pasa igual, nunca sabes donde es jajajaa.
Como no teníamos ni idea, aunque si alguna leve pista, pues le dije a Maxi, mira todos éstos que van al aparcamiento van al mismo sitio, sigue a alguno y seguro que llegamos, fijo.
Así que después de soportar un pequeño atasco, porque fueron 450 invitados que los contamos luego, pues fuimos saliendo de la peña y nos fuimos detrás de un coche cuya señora llevaba un tocado en la cabeza bastante grandecito y llamativo que nos sirvió de guía y así fue, los seguimos todo el trayecto y sin ningún problema nos plantamos en la hacienda donde posteriormente se celebraría la boda.
Llegamos allí sobre las 2´45 de la tarde, en un bonito jardin , forrado en el suelo con césped artificial, mesas redondas amplias y algunas sillas, empezaron a llegar todos los invitados y una vez casi todos allí, aunque hubo gente que llegó más tarde, los camareros nos pusieron encima de la mesa varios platos de jamón de ese de ibérico bueno de la zona , que es la de Jabugo, que tan buenos jamones produce. Luego otros aperitivos más paladeamos, muy buenos todos, la verdad, acompañados de cerveza y refrescos y manzanilla. Pero el jamón estaba como yo suelo decir: "capriche de dieux", vamos exquisito.
Creo que esta es la boda en la que más jamón he comido, me puse morada jajaja, y ¡qué rico estaba!. Y la verdad ya tocaba porque en la anterior, comimos fatal , mal, mal y muy mal.
Oteando desde la zona donde nos colocamos al aire libre y un poco elevada, veía a muchas personas allí charlando y degustando los buenos manjares que nos servían, allá a lo lejos observé a una mujer con un sombrero de plumas azules enorme, y le dije a Maxi en plan broma: " Mira aquella trae el nido puesto" y claro como el libro de los gustos está en blanco, para nada me gustó dicho tocado de plumas. La verdad es que había una gran variedad de ellos, creo que eso se está poniendo de moda ahora, y supongo que es una costumbre adquirida de los ingleses, que son muy aficionados a estas cosas, la verdad es que hay algunos muy bonitos y discretos pero otros están para que les den un suspenso total, porque recuerdo a una que tenía uno bonito pero amarrado alrededor de toda la circunferencia de la cabeza, a modo de vendaje y caray, no me gustó nada, y otra tenía otro por el estilo y parecía una india. En fin , hay gustos para todo. El caso es que llegan los novios a las 4 de la tarde y accedemos al salón, muy grande y muy bonito la verdad, y cuando me siento en la mesa correspondiente, veo venir a la chica del sombrero de plumas que se iba a sentar en nuestra misma mesa y lo que es la casualidad, yo la estuve buscando durante la boda a ver si la veía para saludarla porque es la hermana del novio y cual fue mi mayúscula sorpresa que la de dicho sombrero de plumas azules era la misma hermana , me quedé flipada. Pero claro, me dio mucha alegría volverla a ver, hacía como 10 años que no la veía, además le tengo un aprecio especial, porque cuando eramos pequeñas, esta chica siempre estaba en mi casa jugando conmigo. Posteriormente se mudaron a otro barrio y ya aunque tuvimos contacto alguna vez esporádicamente, ya no es lo mismo, fue como toda su familia muy amable y cariñosa conmigo al igual que el novio y toda su familia, son gente encantadora.
Lo cierto es que terminamos de comer cerca de las siete y media de la tarde, lo pasamos muy bien, nos sentimos muy a gusto allí, pese a conocer a unos cuantos nada más y la verdad luego en el baile disfrutamos un ratito y ya nos despedimos pues teníamos una hora y media de camino a Sevilla y no era plan venir de noche. Así que ahí acabó la boda de nuestros vecinos , que se portaron con nosotros estupendamente ,todos fueron muy cordiales, incluída la novia que no nos conocía de nada y cuando el novio le dijo quienes éramos , la muchacha muy simpática por cierto, nos saludó con mucha amabilidad y así da gusto. Boda Chapeau. Un besito a todas. chao. Espero repetir boda como ésta y con mucho jamón jajaja a ser posible.