Hay momentos en la vida en los que nos invaden sentimientos presos de las circunstancias que vivimos, como el miedo, la incertidumbre , la preocupación, la desazón, la tristeza, el dolor o el desenlace.
A veces, no sabemos discernir bien lo que realmente sentimos por dentro, e intentamos expresarlo con parcas palabras, pero en momentos así, ni siquiera éstas salen con serenidad de nuestra boca y simplemente son palabras baldías que no tienen existencia ya que viven y salen ahogadas por la emoción y la preocupación, con tan poca fuerza que apenas son humo.
Estás constantemente viviendo como en una mala pesadilla, pero que no sabes cúando acabará, que inevitablemente quieres evitar a toda costa, pero que no quiere abandonar tu mente, y no es posible evitar tener altibajos, unas veces estás contenta y con esperanza y otras por el contrario, sólo ves desesperación, negatividad y te vienes abajo con facilidad.
Es en esos momentos cuando he sentido con las llamadas de voces amigas a través del hilo teléfonico, o simplemente con un simple mensaje de texto, dándome palabras de aliento, o simplemente escuchando mi silencio, un halo de aprecio y comprensión, que me ha hecho sentir viva y apoyada en todo momento. Incluso, en alguna ocasión , hasta un abrazo me han regalado, que sinceramente me sirvió como si un balón de oxígeno me hubieran dado, cuando tenía la voz rota por la emoción.
Esas voces amigas, hacen que todo tu mundo a veces acotado, se abra al viento y entre aire fresco y vuelvan a renacer en ti, esos sentimientos ahora olvidados, el de la esperanza, el optimismo, el valor, la alegría. Hacen que te brillen las púpilas por sentirte acompañada en estos duros momentos. Que olvides los problemas por un rato, que te sientas arropada, sosegada y afortunada por tener a tu alrededor o simplemente en la distancia, unas cuantas personas que se preocupan realmente por ti y por lo que te pueda estar pasando.
Así me he sentido yo hace un mes, cuando he tenido a mi padre ingresado en un Hospital.
Si no hubiera sido por esas personas que me conocen y me han apoyado sin dudar, o por la piña que hemos formado mi familia más directa, no se cómo habríamos aguantado así casi un mes.
Afortunadamente, mi padre ha salido vivo de allí, a partir de ahora sólo el tiempo dirá cuán quebradiza es su salud, pero espero que sea más sana que cuando entró en el hospital.
Estos párrafos no hacen más que servir de cristal a mi alma, a través de él , quiero que veais en el reflejada mi gratitud y homenajear a todas esas personas que me habéis apoyado sinceramente, amigas o familiares directos o indirectos, os quiero dar las gracias de alguna forma, y qué mejor manera de escribirlo, al viento de mi blog, para que lo lean tantas personas que se encuentren en una situación así, para alentarlos y hacer que no pierdan las esperanzas, pero que sobre todo se apoyen en gente maravillosa que tenemos alrededor y que pueden ayudarnos a sobre llevar los malos momentos de la vida.
Os quiero dar las gracias a todos /as.
No olvidad que desgraciadamente estas situaciones van por tocas, unas acaban bien y otras no tanto, pero siempre llega, y si algún día anida en vuestro corazón ese pájaro de la desazón o la tristeza, aquí tendréis en mi persona, con todo el cariño y la confianza del mundo un apoyo incondicional, holgado y sincero, siempre que lo necesiteis.
Mis lágrimas ya se secaron. Ahora sonrío a la vida, porque me ha dado una nueva oportunidad de seguir disfrutando de la compañía de mi padre algún tiempo más. Quiero agradecer también la labor que han realizado las enfermeras y los médicos de la segunda planta del Hospital Virgen del Rocío de sevilla, las del ala de la habitación 202, por si alguna entrara aqui y leyera este escrito, por vuestros ánimos, por vuestro buen trabajo y por vuestro apoyo y colaboración. Gracias especialmente a Gloria y Rosa , son las únicas que supe sus nombres. Gracias por todo.
Mª Isabel.