Dicen que nunca se debe decir de esta agua no he de beber, o también que segundas partes nunca fueron buenas.
Pues yo tengo que decir, que no he cumplido en esta ocasión con esos dichos, el primero porque he vuelto a ir al templo del terror, pese a que dije que no iría más jajaja. Y que segundas partes no fueron buenas, no estoy de acuerdo, porque fue una nueva experiencia para mí y muy gratificante, gracias a cómo me recibieron, algunos de sus protagonistas.
El pasado miércoles día 13 de Julio, quise ir de nuevo a Isla mágica con mi hija, y llevaba en mente ir a saludar a mis amigos los actores que tan agradecidamente han colocado mi primer escrito en su camerino, cosa que para mí fue un orgullo y una gran satisfacción, y les estoy muy agradecida, así que decidí ir a saludar. Llegamos allí mi hija y yo, y a la primera que hablé fue a una chica que estaba en la taquilla, y una vez que le dije que era yo la del blog, me saludó muy amablemente, luego vino otro chico que cuando se lo comentó también me saludó igualmente, así como otra chica más. Tuvieron la amabilidad de invitarnos, cosa que les agradecí, aunque cada vez que entro allí se me alteran todos los órganos del cuerpo, habidos y por haber. jajaja.
Nada más llegar a la puerta, no estaba mi amigo Pablo, al cual me quedé con muchas ganas de saludar ya que fue él, el que leyó mi escrito por primera vez y me dejó un comentario. Ese día tenían un nuevo mayordomo, por cierto, un chico de gallarda presencia, esbelto, alto, moreno, delgado, unos ojos azules celestiales, cegadores y de mirada impactante, en cuya cima había unas cejas bien dibujadas, en general, muy guapo, para qué vamos a decir lo contrario, si sería mentira jajaja.
Pues bien, allí mismo, junto a otras futuras “víctimas “ , porque de allí no íbamos a salir vivos, jajaja según nos dicen a la entrada, pues creo recordar que le dije: “ Hola, ¿Pablo A. no está? Y me miró con una cierta mirada mezcla de sorpresa, intriga y curiosidad, pero eso sí con una expresión seria e hierática. Siempre metido en su papel , este nuevo mayordomo que no sé su nombre, se me olvidó preguntarle, me dijo que si lo conocía, y yo le dije que era la del blog y quería saludarlo, así que no pude hablar con él , pero vi claramente que tenían muy buena comunicación entre todos ellos y comprendí que él también lo había leído, porque caray allí sabía todo el mundo que yo había escrito en el blog. ¡Qué ilusión me hizo!. Sólo siento que hablando dije que esa atracción asustaba bastante y unas chicas quinceañeras que estaban esperando, se asustaron un poco al oír mi comentario, jajaja, más me vale no hubiera dicho nada. Jajaja. Por lo que vino después.
Este chico nos hizo seguirle hasta entrar a esa especie de mazmorra oscura, lóbrega y fría. Allí con esa luz tenue, iluminando de nuevo su rostro, haciendo brillar sus ojos imitando dos candiles mortecinos como si de la santa compaña se tratara, me concedió, después de hacer el discursito de entrada, la gran fortuna de ser la guía de todas las víctimas presentes jajaja. Y yo muy complacida, se lo cedí muy amablemente y sin ningún problema a mi hija jajaja.
Una vez que íbamos pasando hasta la siguiente estancia, dónde nos esperaría la campana tenebrosa de la casa del terror, aprovechó el mayordomo y me susurró al oído, cuando nos íbamos hacía la entrada de la mazmorra, que él era aquél que llevaba el hábito en la biblioteca, el de la voz de ultratumba, así lo describí yo, ya comprendí quien era, aunque en la primera ocasión no pude verle la cara. Pero me hizo ilusión reconocerle ahora. Y aunque no me lo dijo claramente, pero creo que le gustó mi escrito también, y además se ve que lo leyó porque me dijo las mismas palabras que yo puse.
Llegamos a la puerta de entrada, como de madera vieja y con una pequeña celosía enrejada y justo a la izda estaba la campana , que mi hija hizo sonar con bastante aplomo y salero. Jajaja
Ya, allí en ese punto, de las tres chicas que comenté anteriormente, justo la de detrás como ya iban influenciadas por mi comentario , se me asió una de ellas a las tirantas de mi bolso mochila que no veáis, jajaja, no me soltó en todo el recorrido. Dijo: “ Yo me voy a agarrar a ella, que sabe de qué va esto” jajaja. ¡Y vaya que si se agarró!, no sé cómo no me despellejó la espalda tirando fuerte de los tirantes jajaja.
En fin, una vez llamamos a la campana, nos abrieron la pequeña celosía, miró el chico que había allí con cara malvada y con una mala uva por la ventanilla, jajaja que daba cagalitis, y nos introdujo en una especie de pasillo oscuro y nos comentó lo que vendría después y preguntó quién era la guía, yo miraba sin ver casi nada a mi alrededor y mira por donde era yo jajaja. Así que comenzamos ya el recorrido, estaba tan impresionada otra vez, que yo sólo quería ir deprisa, pero es tan difícil, porque apenas hay luz y no se ve a tres montados en un burro, creo recordar que siguiendo el camino, nos encontramos el pequeño cementerio, bastante lóbrego, con unas cuantas tumbitas, muy monas, un poco obsoletas y carcomidas por el tiempo, supongo que con bastante polvo jajaja, y de pronto nos salió el zombi, ¡caray! arrastrando esa dichosa pala, que a mí me descompone. jajaja
A continuación y siguiendo todos en fila india, y yo la segunda, atormentada por los tirones de la chica de atrás, que no me podía librar de ella ni “pa Dios” jajaj ahora creo que fue peor eso que entrar allí dentro jajaja. Seguimos el recorrido, y entramos en un pasillo que nos hizo pasar por el lado de un monje sentado ahí a la derecha, hierático, como si de una estatua de mármol se tratara, oculto entero, bajo ese hábito misterioso, sólo se le veía una pálida mano, y a punto de dar el susto, yo aceleré jajaja y mira por dónde tuve suerte y el susto se lo dio a los de detrás jajaja. Tenía razón mi amiga Rosa cuando decía que el primero apenas se entera del susto, que casi siempre cae detrás.
Hubo un momento en el que nos adentramos en otra sala, donde se veía un hermoso ataúd blanco e impoluto, yo no vi telarañas, pero estaba allí , esperando a su dueño que vagaba por aquel pasillo hacia nosotros con su cara mortecina, y bueno ese sólo nos saludo muy “cordialmente” y apenas sentí cagalera, pero impresionaba su aspecto también . ¡ Caray, pero qué bien se maquillan!.
Después nos adentramos en ese pasillo movible, que parece que anduvieras por un colchón de agua, ese pasadizo nos llevó hasta la biblioteca, donde apareció el monje que nos avisaba de que nos encontraríamos en la siguiente sala al mismísimo diablo y que nunca lo miráramos a los ojos. Justo en ese momento me di cuenta que aquel monje que antes fue mayordomo , era mi amigo Pablo, al que al pasar, no sé si me reconocería ,pero yo le dije hola y él me contestó con un tenebroso hola, y yo que quería saludarlo, ¡como para hacerlo en ese momento jop!. Así que aceleré antes de que saliera la cama despedida y nos diera el susto la niña del exorcista que por cierto, menudo papelón ese, jajaja tiene que ser muy divertido ver las caras asustadas de los pobres visitantes al encaramarse de pronto la cama hacia delante y salir como disparada hacia las víctimas del susto. Jajaja. También muy bien hecho ese papel.
Y ya creo recordar que seguimos andando y fuimos a parar al pasillo donde al fondo ya se vislumbraba la luz, bendita sea la luz, jajaja pero todavía quedaba por salir el de la sierra mecánica y la niña de atrás agarrada aún a mis tirantes, empezó a sonar el sonido ensordecedor de la sierra y yo salí corriendo jajaja. En un segundo ya estaba en la puerta jajaja.
Ahí terminó el recorrido, y a la salida volvimos a encontrarnos al señor mayordomo, y con su expresión seria, muy amablemente, nos dijo que si lo habíamos pasado bien, y la verdad, esta vez fue como más suave la experiencia, sería porque iba la segunda jajaja y el susto fue para los siguientes en la cola. Pero a pesar de que lo volvimos a pasar muy bien mi hija y yo, espero que los que podáis vayáis a esta atracción de Isla Mágica, porque está muy bien conseguida y los actores son muy buenos. A mí me impresionan cada vez que entro allí. Solamente me vine con una pena, el no haber podido saludar a Pablo A. y así poder preguntarle directamente a él, cómo consiguió dar con mi blog, que aunque supongo que no tendrá ningún misterio, pero me gustaría saberlo. Y por cierto, Pablo, si entras de nuevo a leer esta segunda parte, te diré que me pasaré alguna vez más por el templo para ver si te pillo en la puerta de mayordomo y poder saludarte personalmente vale. Espero que os haya gustado mi narración sobre el templo y todo el que pueda que vaya y experimente un ratito el miedo, que estos chicos lo hacen genial y seguro que van a llegar lejos, al menos eso les deseo yo, porque son también muy amables. Gracias a todos los que trabajáis en el templo, por hacernos pasar un ratito de sustillo y por vuestra amabilidad para con mi hija y conmigo.
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