Hace mucho tiempo, aproximadamente allá por los años 80 conocí mientras yo cursaba primero de BUP a una chica asturiana en el instituto de Bellavista, barrio en el que nací y he vivido toda la vida, en Sevilla. Esta compañera se llamaba Carmen y desde el primer día que la conocí conectamos muy bien. Era muy agradable y congeniamos a la perfección. Vivimos situaciones en clase a veces, tensas por algunos profesores, otras divertidas, otras entrañables, momentos de desilusión por aquello de llevar algún suspenso, otras de alegrías contenidas. Apenas guardo unos vagos recuerdos de esa época, pero años después hemos rememorado un poco las dos, algunas situaciones vividas entonces, o hemos hecho un repaso de las compañeras que entonces teníamos y que yo apenas recordaba, como si mi memoria permaneciera paralizada o no quisiera recordar esa parte de mí vida, porque en ese tiempo yo tuve una etapa bastante difícil, por aquello de la adolescencia, en cambió Carmen tiene los recuerdos grabados a fuego en su mente y en su corazón y me hizo despertar de mi letargo. Pasó el tiempo y ella tuvo que irse con su familia a Ronda, en Málaga. Allí un par de años después más o menos, fui a visitarla y fue la última vez que la vi en persona durante muchos años, pasaron casi 17. Durante ese tiempo hubo mucho carteo entre nosotras, las misivas iban y venían de Sevilla a Avilés que es donde ella vive. Siempre me daba mucho gusto recibir sus cartas epistolares o su Chritsma por navidad. Inventamos incluso entre las dos un acróstico, el famoso P.A.M, que quería decir: “Pesada al máximo”¸ este acróstico tiene historia, y es que cada vez que escribíamos una carta, la una a la otra, iba bastante voluminoso el sobre, yo casi le escribía cinco folios cada vez y bastante a menudo. Ahora me recordó, que su cartero le decía: “ ¡Anda que tu amiga no te cuenta cosas, son las cartas más pesadas que reparto, las tuyas!. Quizás acabaría la pobre con cierto ahíto epistolar, pero me hacía ilusión escribirle. Y es que siempre se me ha dado bien eso de escribir cartas, tengo facilidad para extenderme y ¡no sé!, quizás fueran cosas banales, mi día a día, pero intentaba que fueran amenas y creo que no eran demasiado aburridas.¡ No sé quizás tendría que preguntárselo a ella!, pero yo siempre procuraba escribir con mucho cariño, con humor, también a veces, cosas más tristes, una mezcolanza de historias humanas, mías propias y que en conjunto para mí, creo que eran legibles y no demasiado abúlicas. A día de hoy aún conservo esas cartas que recibí yo, de la asturiana, como yo la llamo. ¡Qué tiempos aquéllos!. Ella también me escribía bastante, siempre me hacía mucha ilusión recibir sus cartas ¡que pesaban también casi un kilo cada una! jajaja. Así seguimos muchos años, cultivando nuestra amistad, como si de una planta se tratara. Una amistad alimentada a base de una voluntad de años, cartas y muchas ganas de seguir manteniéndola viva, hasta que en el año 2000 que ya estaba yo casada, decidí con Maxi ir de vacaciones a Asturias, donde ella vivía ya desde la muerte de su padre y como sabía su dirección fui a visitarla, de sopetón. La cogí de improviso y se puso muy contenta al verme, su hija Emma, era muy pequeña. A mí me pareció increíble estar allí con ella, la verdad es que fue un reencuentro muy emotivo, con abrazo incluido, pero llegó la hora de la despedida y como yo digo siempre, el primer abrazo sabe a gloria pero el último sabe a dolor en el corazón y tristeza, porque nunca sabes si se volverá a repetir alguna vez. ¡Odio las despedidas!, pero no dejo de reconocer que es bueno tenerlas, porque es señal de que aunque haya sido un tiempo efímero, viviste la alegría de estar con una buena amiga un ratín como decís los asturianines, aunque me dejan entristecida. En aquella ocasión también conocí a su marido Manolo, que entonces trabajaba en una empresa que no recuerdo el nombre y que estaba situada en un centro comercial de la zona; su madre también vivía con ella. Después de la visita relámpago, yo seguí mis vacaciones por su tierra una semana y es que Asturias se queda corto al decir su slogan: “Paraíso Natural”, para mi es simplemente:”EL PARAISO”, no sólo por la belleza de sus paisajes que yo disfruto con sólo verlos reflejados en mi pupila, al igual que Galicia cuando estoy allí, sino también por su clima tan fresquito que busco desesperadamente por vivir en la antesala del infierno, como yo llamo a mi ciudad en Julio y Agosto. Por ese olor a frescura que se respira allí y a ese sonido relajante del mar cuando lo ves allá en el horizonte compartiendo escenario con el límpido cielo asturiano, haciendo juntos la mejor obra de la naturaleza. Después volví a Sevilla y la cosa quedó así, ya casi nuestras comunicaciones epistolares se limitaban al Chritsma de Navidad. Justo un año después tuve yo a mi hija María Isabel. Y es que cada una teníamos nuestra vida, nuestros trabajos, nuestros problemas, nuestras horas bajas, nuestras hijas, nuestros avatares de la vida en definitiva y con todo ello, siempre se saca poco tiempo para seguir cultivando una amistad, pero ni el tiempo, ni los kilómetros, aunque haya épocas de casi nada de comunicación y pasen muchas cosas en nuestras vidas, unas mejores, otras peores o mucho peores, o muy buenas, hay de todo, nada de eso ha podido extinguir una verdadera amistad como es la nuestra. Sólo el recuerdo mutuo, la perseverancia y el empeño que hemos puesto ambas, han dado fruto y han hecho que nunca muera. Y es que ella misma me ha contado que empezó carteándose con varias compañeras de entonces y sólo la nuestra ha perdurado a pesar de todos los años transcurridos, por algo será. Creo que pasamos la prueba de fuego.
Pasó el tiempo, y cuando apareció internet en mi vida, yo siempre le decía en mis cartas, que ya eran más escasas cada vez ¿No tienes internet?, porque así podríamos comunicarnos más rápidamente, pero ella aún no lo tenía, así que seguimos como siempre, cada una con su vida, pero siempre recordando a la amiga lejana hasta que justo en el año 2009, cuando volvíamos de nuestras vacaciones por Cantabria, recibí una llamada en mi móvil, era ella, me puse muy contenta al oírla, fue una sorpresa muy agradable para mí y tengo que decir que me sorprendió su llamada, hacía tiempo que no hablábamos por teléfono, y me dio un gran alegrón. Había puesto internet en su casa y me daba su dirección de msn. A partir de entonces, la comunicación, debido a su trabajo que es agotador, apenas daba para verla conectada alguna que otra vez, me daba gusto volver a charlar con ella y sé que le gustan mis correos¸ por este nuevo medio de la tecnología, hemos estado un poquito más comunicadas de alguna forma, aunque tampoco mucho, porque no tenemos demasiado tiempo para ello. Ya desde esa conversación ha pasado un año.
Realmente nuestra amistad se limitó a un curso de Bup, nueve meses, lo que dura un curso educacional, pero fue como un embarazo cuyo resultado fue una amistad pequeñita en principio, pero con los años se hizo enorme, enorme, como una bola de nieve, igual; empezó siendo una canica, nació en un suspiro, pero luego ha perdurado en el tiempo casi 30 años, casi era una amistad epistolar, porque nos conocíamos por carta, por lo que nos contábamos día a día, resumido en cinco folios cada vez que nos escribíamos. Pero con el tiempo dio mucho de sí y se ha convertido en un pequeño mundo compartido. Durante ese tiempo he de reconocer que conocí a otras tres amigas, también maravillosas personas y a las que quiero mucho, cada una en una punta de España, las conocí por internet, y a día de hoy, tengo el mismo sistema de conocimiento que con mi amiga Carmen, nos conocemos prácticamente por teléfono. Reconozco que a ésta otra amiga asturiana, casi la tenía algo abandonada y aunque nunca la he olvidado, si necesitó algo más de atención por mi parte, ahora me he dado cuenta, no debí dejar tantos años sin volverla a visitar. A las demás siempre las he visto más veces y ella, estaba ahí pero menos visitada, creo que no dejaré tanto tiempo sin volverla a ver. Diez años es mucho tiempo. Y si ellas no pueden venir aquí pues habrá que hacer un pequeño esfuerzo, mientras venga bien y se pueda claro está. Todo sea por reencontrarnos con nuestras viejas amigas tan queridas como las cercanas. Tampoco pasará tanto tiempo sin charlar con ella por teléfono.
Llegó el año 2010, en principio Maxi y yo, teníamos en duda sí iríamos de vacaciones, y si íbamos a dónde sería, así que casi con seguridad no teníamos claro ningún sitio. Pero me dijo Maxi: ¿Oye porqué no le dices a tu amiga asturiana que nos alquile su piso? Y vamos unos días allí, ya que nos encanta Asturias. Y así lo hice: la llamé y le comenté este asunto, y aunque estaba dice medio dormida, yo vi que le encantó la idea, y bueno, quedamos en eso, y fuimos hacia Asturias.
Estuvimos siete días allí. Salimos el 31 de Julio y volvimos el 6 de Agosto, al principio estaba bastante nerviosa, hacía ya diez años que no nos veíamos, la amiga que tanto tiempo me había escrito y aunque siempre tuvimos contacto, pero tenía un nervio por el ansiado reencuentro y eso me tenía algo anonadada, lo confieso. Llegamos por la noche y quedamos en un centro comercial a nuestra entrada en Avilés y ellos tres: Carmen, Manolo y Emma, fueron a nuestro encuentro. Tengo que reconocer que me dio tanta alegría volver a verla, nos dimos un efusivo y cariñoso abrazo y fue tan distendido el encuentro, nuestros maridos también conectaron, nuestras hijas también, a la perfección, que nuestra estancia allí, ha sido maravillosa.
Hemos estado tan arropados y hablo por mí, me he sentido como si fuera mi verdadera familia. No podría decir con palabras, como me sentí estando allí, viendo todo lo que han hecho por nosotros, cómo nos han tratado de bien. Y aunque como diría mi amiga Carmen:” para eso están los amigos”; mi gratitud no tiene límites y nunca tendré suficiente gratitud para agradecerles lo que han hecho. En estos días, hemos estado juntos todos los días, sólo el domingo estuvimos solos porque ellos tenían un compromiso familiar ineludible. Y en esos siete días he visto, como todos, además de que son buenas personas al menos a Carmen que ya la conocía yo, son estupendos, Carmen, Manolo y Emma los tres y después de casi 30 años y habiendo tratado otra vez un poquito más directamente a mi amiga , recordé que sigue siendo maravillosa, una amiga estupenda, cariñosa, dadivosa, los ojos llenos de bondad y humildad ufana, siempre con la sonrisa dibujada en su cara en estado puro, siempre abierta a todo, bondadosa, ilusionada porque conociéramos los lugares donde ellos suelen ir y mi familia y yo hemos estado encantados todos, tendrás algún defectillo jajaja, pero yo no lo vi. Y es que cuando la oí decir a Maxi que el mejor regalo era tenerme a mi allí en persona, y que fueron el mismo día de venirnos, a la playa donde suelen parar, que estuvimos el día anterior con ellos allí y decirme Carmen por teléfono que estaba la playa vacía, y no porque no hubiera gente, sino porque no estábamos nosotros allí con ellos. Jamás me han dicho una cosa tan bonita, que nunca olvidaré, ahora puedo decir que mi amiga Carmen a día de hoy, para mi es algo más que una amiga, es una amiga hermana y la quiero un poquito más, porque con estos pequeños detalles se ve el aprecio después de 30 años, en tan sólo siete días. Carmen si lees esto, créeme, eres maravillosa y te voy a querer siempre amiga. Gracias por todo, que ya te lo he repetido hasta la saciedad, pero es que eres super fácil de tratar y eso hace que te hagas querer con facilidad. Espero que te haya gustado esta historia de una verdadera amistad que estoy escribiendo el 7 de Agosto del 2010 y créeme, no pasará tanto tiempo hasta que nos volvamos a reencontrar, si está en mi mano será menos tiempo, o si alguna vez puedes volver a Sevilla, donde una vez tuviste tu hogar, tampoco será tan larga la espera y tengo que decirte que en nuestro último abrazo yo también me emocioné pero tuve suerte que no lo notaste porque con las gafas de sol no se me vio. Bueno amiga hasta pronto y déjame alguna nota para saber si lo has leído y no te emociones que eres maravillosa y una buena persona, y manolo no digamos y Emma encantadora. No tengo más palabras, bueno sí, sólo decir en resumen que soy feliz como te dije en el sms que te envié, porque soy rica, rica en amigas que son un tesoro de incalculable valor y a cada una os quiero un montón, porque sois estupendas, buenas amigas de verdad, a cada una con su carácter, con sus virtudes y defectos que apenas veo, jeje pero que seguro tenéis como los tengo yo también. ¿Para qué quiero más, si con unas pocas como vosotras ya tengo un millón de amigas? os portáis siempre conmigo de maravilla y no merezco tanto, pero me siento muy querida por todas y eso me llena de felicidad y de satisfacción personal. Cuando me vaya al otro mundo me llevaré mis recuerdos vividos, mis ilusiones, mis desengaños, mis alegrías y mis momentos tristes, la satisfacción de haber tenido una familia estupenda, incluidas mi hija y mi madre, así como otros familiares, pero también la satisfacción de haber podido encontrar en este arduo y a veces duro sendero de la vida a unas amigas maravillosas que me han hecho la existencia mucho más entrañable y bonita, vamos que ha merecido la pena vivir por todo ello y por otras cosas más, porque vosotras también sois de alguna forma parte de mi familia. Besos. ¿Espero que te haya gustado Carmen? Os lo merecéis
20:49 | Agregar al blog
/image%2F1606832%2F20160516%2Fob_3a1024_puerto-huelva-1.JPG)